Le cronache di Gayarre: Aida, otro reparto.

El reparto de la Aida del día 19 de marzo corresponde a lo que podríamos llamar el primer reparto, excepto por la presencia de Ekaterina Semenchuk, en lugar de Violeta Urmana que ha sido la titular en el primer reparto.

En este reparto el Radamés fue Gregory Kunde, un cantate muy agostado incapaz de mantener largas frases y que solamente en los agudos cumple aunque el brillo de los mismos no existe. En su entrada hizo un pálido “Celeste Aida” sin la menor ligazón del sonido y frases ahogadas, con muchos problemas en “Ergerti un trono, vicino al sol” y un agudo final que con buena intención no sonó como debiera. Estuvo mejor en las escenas de conjunto donde al menos su voz se hace oír por encima del resto. En el duo del tercer acto algunas frases esán mas correctas por los momentos líricos, pero los problemas para mantener el fiato”Vivren beati…” es notable, y asi termina “Sacerdoti Io resto a te” tiene que tomar fiato tras el primer agudo. En el final “O terra addio” estuvo más acertado y cómodo pero en la misma línea de fase de retiro.

Ekaterina Semenchuk es una cantante que no tuvo una gran noche, su voz sin los graves necesarios para cantar Amneris, fuerza sonidos estomacales para hacer parecer una mezzo pero nada cercano a lo que debe ser el personaje. Al subir a los agudos la voz tien sonoridad, pero es un sonido plano y empujado nos deja falta de interés. Frases como “svela il segreto a me” son un desastre canoro. En el dúo con Aida no tiene el sonido para hacerse oir en graves y con la voz de Semenchuk al lado se le hizo más difícil aún. En el duo del acto IV es donde mejor se maneja pero el sonido no es de verdadera mezzo y se nota mucho, y sin tener al lado un cantante con voz en forma

Liudmyla Monastyrska es un vozarrón de soprano, sonora pero tosca, más proclive al canto verista que al verdiano. Su agudo sonoro pero más cercano al grito que a lo que debe ser el canto. En la escena de entrada se la escuchaba por encima de la orquesta pero el sonido que se escucha no tiene nada de agradable. En “Ritorna vincitor, con un canto brusco y desabrido, no se puede negar la potencia pero no hubo belleza ni siquiera en “I sacri Numi” consiguió templar las frases finales pero lejos de lo que debe ser. En “O patria mía” sufrió bastante con las largas frases “non ti vedró mai piu” acabadas con un agudo descolorido y cercano al desastre, que remedió en la última frase. En la escena final con Radamés estuvo un poco mejor, con más cuidado del canto, consiguiendo dar un sentido al momento, pero la voz no suena bien emitida en los pianíssimi que a veces requieren ser empujados.

George Gagnidze hizo un Amonasro sonoro y contundente, pero vocalmente muy parecido a Maestri. Pocas frases son bien rematadas y poco buen gusto incluso en frases como la de su entrada ”Ma tu Re, tu signore possente” o en su duo con Aida “patria e trono e amor” donde todo es verismo, o el horrendo “Dei faraoni tu sei la schiava” con una dificultad en el agudo cercana al ahogado.

Roberto Tagliavini desgranó el papel del día anterior, con el mismo resultado, un bajo que no es bajo y pocos decibelios, aunque más seguro que en la función anterior. En “Mortal diletto al Numi” no parece un sacerdote por ese sonido pálido y descolorido, que se pierde en los graves. O frases como “Iside leggi dei mortali nel cor” que son formalidades porque no se le escucha.

Soloman Howard estuvo como el día anterior, con sonoridad fruto a una buena proyección y seguridad.

Al fin un primer reparto con voces en mal estado o estilo equivocado que dejan un mal sabor de boca para Aida.

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